Primero, me gustaría esbozar un poco la situación para que mi pensamiento sea más claro.  Recientemente en Argentina, la situación sociopolítica y económica es deplorable. En el ámbito político no hay unidad en ningún frente: ni en «Juntos por el cambio», ni entre el peronismo, como nos lo ha mostrado muy claramente el último «Día de la Lealtad».

Creo que no tiene sentido explicar la presencia de problemas económicos en el país, ya que cada uno de nosotros los enfrentamos a diario. Todo esto dividió gravemente a nuestra sociedad y dio lugar y agudizó una serie de problemas. Entre ellos, por ejemplo, que los jóvenes cada vez más acceden a “trabajos dudosos”, que en su mayor parte termina en algún tipo de explotación: laboral, sexual.  O incluso se convierte, nuestra juventud, en víctimas de trata de personas, extracción de órganos y otros fenómenos horrorosos.

También hay que tener en cuenta que no han pasado ni dos años desde la mortal epidemia de Сovid-19, que además de robarse muchas vidas, también destruyó la economía de muchas familias, ciudades, países. Y nos mostró la verdadera cara aterradora de China, que ocultó durante muchos años bajo una simpática máscara de «simetría facial» (nota2).

En el escenario mundial, el degenerado, maldito, líder totalitario, dictador y jefe de una potencia nuclear, Vladimir Putin, desató una guerra sangrienta contra la Ucrania independiente en el territorio de Europa. Cosa que no sucedía desde hace muchos años. Pero no causa gran revuelo por parte de los países de Europa, ya que lo único que hicieron fue aumentar las sanciones económicas contra el agresor y expresar “su preocupación”.  Miles de mujeres refugiadas ucranianas son objeto de explotación sexual y chantaje sexual en estos países a cambio de comida y lugar para dormir.

En cuanto a los jóvenes de Rusia, que son obligados por orden y con el uso de la violencia a «unirse a las filas del ejército ruso» para matar a los ucranianos indefensos, la situación no es mejor. Contaré un caso específico que sucedió y sobre el cual nunca escribirá la prensa oficial de ningún país.

Hay un joven, llamémosle Iván, que vivió y nació en Rusia, dedicó toda su vida al ballet clásico profesional. Viajó mucho con sus espectáculos y shows en Europa y más allá.  Pero ahora, cuando ha llegado un momento muy difícil en su vida, cuando las autoridades rusas quieren convertirlo en un asesino, vio la realidad de otra manera.

Como me dijo:

Nunca lucharé del lado del agresor. No soy un asesino. No quiero matar al pueblo hermano de Ucrania. No puedo permitir que el gobierno de Putin me convierta en un asesino sangriento

Por lo tanto, decidió huir de su tierra natal, dejando atrás todo: bienes raíces, su escuela de baile (es profesor), sus copas de premios y todo lo que fue y es querido para él. Porque no puede ir en contra de su conciencia.  ¿Y qué crees que hizo?

Obvio, pidió un visado para entrar legalmente en los países europeos, donde había estado anteriormente. ¿Por qué Europa?  En primer lugar, estos son los países desarrollados del primer mundo, donde «reina la ley».  En segundo lugar, porque son ellos quienes se posicionan como vanguardia sobre la lucha por los DDHH.

¿Y crees que le dieron visa por lo menos uno de los más de diez países a los que fue?  No, todos se negaron, sin explicar su razón. Son muy conscientes de la situación en Rusia y que con su negativa en realidad están lo están condenando al hecho de que las autoridades rusas lo convertirán en un soldado asesino en contra de su voluntad.  Pero no les importa, las lecciones de la historia se les han escapado.  La lección del Tercer Reich fue muy vívidamente descrita por Martin Niemöller:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, ya que no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, ya que no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, ya que no era judío.

Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.

Si los europeos creen que líder totalitario Vladimir Putin se detendrá en el saqueo y la incautación de Ucrania, y no irá más allá, esto solo muestra su falta de previsión y deseo de «arrebatar el fuego con las manos de los otros«.  Y esta es una práctica viciosa e indigna.  En general, mostraron su verdadera cara y cómo los “DDHH son importante para ellos».

¡Por lo tanto, Iván escapó milagrosamente de Rusia y vino aquí!  ¡A nuestra Argentina! ¿Y cómo lo conoció nuestro país?  Por supuesto que ella lo dejó entrar.  Pero ahora me gustaría hablar de Argentina, no como unidad administrativa, sino como pueblo.

¿Cómo lo conocieron los argentinos en este momento tan duro para todos? ¿Cómo reaccionaron los argentinos ante una persona que no sabe español, llega sin dinero con solo una mochila de ropa y ganas de trabajar, no de matar?

Y aquí, amigos, está la respuesta de por qué me quedé en Argentina y no acepté trabajar en países europeos, por qué amo tanto a los argentinos.

Porque los argentinos convencionales como tú o yo hicimos esto: le ofrecieron comida y un lugar temporal para vivir, yo, por ejemplo, trato su problema lingüístico y documental, otros le buscan trabajo. No ha pasado ni una semana desde que llegó. ¿Por qué lo ayudamos?  ¿Por qué deberían?  No.  ¿Porque de repente alguien se entera y seremos deshonrados?  No. ¿Porque no nos cuesta nada?  No.  ¡Porque NO PODEMOS hacerlo de otra manera!  ¡No podemos convertir a una persona en un asesino solo porque no nos sentimos cómodos salvándolo!  ¡Porque no hemos olvidado lo que significa SER HUMANO!  No permitiremos que este muchacho sea convertido de bailarín de ballet en asesino por orden de alguien.

¡Vamos Argentinos!

Nota 1
La foto de la portada fue tomada de un sitio web ruso dedicado al entrenamiento militar de niños

Nota 2
Históricamente los chinos han favorecido la simetría en los rostros sobre la asimetría. Lo que ahora se refleja en la red social china Tiktok